A
11 de mayo de 2013.
Comentario
a esta sabia reflexión que me remiten desde Internet:
“Al final, lo que importa no son los
años de vida, sino la vida de los años”
Pues
yo añado que, al final lo que realmente importa, es que al mirar
hacia atrás en los años, tengamos la suficiente cordura como para
saber si nos hemos diferenciado de los demás animales inteligentes. Y nuestro
comportamiento en esta vida nos hace ver que hemos cumplido con nuestro deber
de haber sido y representado el papel de una persona honrada y decente. Y que
por lo menos, hemos tenido el valor de conciencia, como para haber reconocido
nuestros errores y defectos (pecados), como para que nos sintamos al menos
realizados como hombres de bien, y, que no nos quede el mal gusto de alma, y de
remordimiento espiritual, de haber sido y habernos comportado como cualquier
animal inteligente pero inconsciente del bien y del mal. Y que cuando resumamos
nuestra vida, miremos el presente y nos miremos, y miremos a nuestro alrededor
para ver cuál es el resultado de nuestra vida, y cuál es el producto que hemos
aportado a esta vida, y cuáles son los frutos que hemos producido y si ha
merecido la pena, y si ha tenido provecho común, y si nuestra vida a
aportado algo para que el mundo sea mejor, más justo, más pacífico, más bueno y
feliz (si hemos buscado el reino de Dios y su Justicia en este mundo).
(Cristo Maestro Andar)