LOS EMPLEADORES Y LOS EMPLEADOS. (Segunda parte)
A 20 de abril de 2014.
Hola hijos míos.
Voy a montar una empresa. Bueno, estoy haciendo un
estudio analfabeto de cómo montar una empresa. Cierto que, me estoy proponiendo
echar cuentas catetas para crear una gran empresa. Desde luego que, estoy
suponiendo calcular como palurdo y como paleto, soñando e imaginando, con
dedos, palitos, y montoncitos, como voy a convertirme en un gran empresario.
Pero nunca he sido empresario y tengo que empezar a sentir como tal.

¿Pero qué
es lo que siente un empresario para ser empresario? ¿En qué piensa un
empresario? ¿Qué es lo que se imagina un empresario? ¿Con qué sueña un
empresario? Bueno, me parece que aunque sea yo un analfabeto, un cateto, un palurdo
y un ignorante paleto, estas respuestas no las encontraré en los diccionarios o
buscadores de Internet, y que las respuestas que encontraría en todos estos
medios muy convenientemente mediatizados, no serian las verdaderas respuestas
que estoy buscando, sino, las que muy convenientemente les interesa legalizar,
tanto en el lenguaje de la Real Academia de la Lengua, como en la Real Academia
de los de los Labios Puros o Babosos, y como en la Real Academia de los Dientes
con que muerden a la verdadera justicia de lo que deberían de ser las cosas.
Real Academia de los Dientes, que nos enseñan para atemorizarnos a los catetos,
a los paletos y a los analfabetos. Real Academia de los Dientes con que nos
aterrorizan con sus parlamentarias reales académicas lenguas, que a nosotros
los palurdos a babor, a nosotros los analfabetos a estribor, a nosotros los
catetos a popa, y a nosotros los paletos colgados en las jarcias y palos, siempre
somos los últimos, menos cuando es para defender sus patrias, que entonces los
analfabetos, los catetos, paletos y los palurdos son los primeros y nos mandan
a la proa de sus buques de injusticias, ondeando las banderas, sus banderas
tras las cuales siempre se esconden, mientras
la sangre de catetos, palurdos y paletos analfabetos, riegan sus campos secos, para
que produzcan nuevas y abundantes cosechas, y, nuestras sangres empapen sus
mares mal regados.
Voy a montar una empresa, pero como me siento
cateto, palurdo y analfabeto, aunque me vaya a buscar asesoramiento a los
diccionarios o buscadores de Internet, no voy a entender nada, porque nada me
va a resultar comprensible por muy bien que lo expliquen, porque en principio
el idioma en que lo explican no lo sabemos entender los catetos y palurdos, y,
mucho menos lo sabemos sentir. Porque
por muy tontos que seamos y parezcamos los palurdos y catetos, Dios nos ha
dotado de una mínima inteligencia como para comprender que, para ser empleador
y empresario, NO hay que ser sabio, SINO sentir como un demonio.
Voy a montar una empresa, y ahora qué, sé lo que
siente un empresario, tengo que convertirme en un demonio egoísta, porque al
parecer existen demonios legalmente caritativos, demonios legalmente solidarios
y buenos demonios buenos recaudadores, etc. Y digo etc., porque hay demonios
buenos, y buenos demonios en todas nuestras facetas y ramas de la vida, y, hay
buenos demonios y demonios buenos en cada una y todas nuestras almas. Tan solo
tenemos que dejar fluir nuestros instintos más bajos, alimentarlos, alentarlos
y poner todos nuestros entusiasmos y fuerzas, y empezaremos a disfrutar de
todos nuestras emociones y sentimientos demoniacos, y, a disfrutar soñando que
somos jefes de los demás, y capataces de otros jefes. Al fin y al cabo, ser
capataz de algo o en algo, también es ser jefe en esos determinados trabajos,
secciones, departamentos, etc., y las sensaciones que nacen de todos estos
empleos del manejo con cierta autoridad y aires de superioridad de las demás
almas, son confortablemente demoniacas, aunque los demonios a esto no lo llamen
mal, sino que legalmente dicen que es bueno, porque para ellos es bueno
sentirse Dios, y ocupar el lugar de Dios, para dar trabajo, para crear empleo, porque, el trabajo y el empleo, son
comida, son sexo, son agua, son casa, son hogar, son hijos, son mujeres, son
calor, son amor, etc., en fin, que todo esto es vida, es la vida. ¡Y la
vida solo es de Dios! ¡Y la vida solo la da Dios! ¡Comprendéis ahora el por qué
los empresarios son y sienten como demonios! ¡Son demonios, porque se creen
iguales a Dios, y se sienten iguales a Dios, con la potestad consciente de que
la vida de sus prójimos y semejantes dependen de su legal caridad, de su legal
solidaridad, y de todas sus legales etcéteras, de que la vida de sus semejantes depende de que tengan el
legal capricho de darles trabajo o despedirles del trabajo, por lo que para
Dios dicho trabajo, no es sino una burda paletada legal, que enmascara
catatémente la verdadera e injusta y moderna esclavitud de los seres humanos!
¡Voy a montar una empresa, y tengo que echar
cuentas de lo mucho que voy a ganar sintiéndome Dios, al disponer
caprichosamente según mi estado de humor, de las vidas de mis semejantes!
Voy a montar una empresa, y tengo que echar cuentas
de lo mucho que voy a disfrutar sintiéndome Dios, al disponer de la
satisfacción demoniaca de jugar con la vida de mis semejantes, y amenazarles
con una mirada, y aterrorizarles con una sonrisa. ¡Pues hasta las miradas,
palabras, gestos, insinuaciones, caricias y sonrisas, son armas legales con que
se pueden aterrorizar y acabar legalmente con las vidas de nuestros semejantes!
¡Y la vida es de Dios! ¡Porque Dios es la Vida! ¡Y el comportamiento de Dios,
no es aprovecharse de la Vida egoístamente, para sentirse por encima de la
Vida, porque precisamente Él es la Vida! ¡Por esto mismo, Dios en su infinita
sabiduría sabe que sirviendo a la Vida, se está sirviendo así Mismo! ¡Esta es
la gran diferencia entre Dios, y los demonios que se creen Dios! ¡Pues Dios sirve a la Vida, mientras que
los demonios se sirven de la vida, para su egoísta progreso, para su
individualista evolución satánica, despreciando y menospreciando así la vida,
su vida y a toda vida, porque los satánicos son los que de forma natural
contrarrestan la vida! ¡Buen ejemplo de cómo Dios sirve a la vida, y a
la vida de sus semejantes, y a la vida en general para que la vida siempre sea
eterna, es el ejemplo que, nos ofrece en varias ocasiones y versiones a través
de sus Profetas y Mensajeros divinos y sobre todo a través de Jesucristo y
Muhammad! Pues os vuelvo a decir y a repetir que, Estos dos, llevaban en
diferentes épocas el mismo Espíritu de Dios, y que es el mismo Espíritu de
Dios, que está sobre mí en este tiempo y época del fin. ¡Y esto, no es cosa que
sepa por mí mismo, sino que este conocimiento Dios mismo me lo ha revelado en
numerosas ocasiones! ¡Pero esto ya no os interesa, porque tan solo nos
concierne a Dios y a mí! ¡Vosotros a
lo vuestro y cada cual a lo suyo! ¡Qué yo no quiero nada de vosotros,
ni necesito nada más que, me dejéis tranquilo y en paz! ¿Teniendo el Espíritu
de Dios conmigo, para que os quiero, para que os necesito, que podéis ofrecerme
además de, los interesados negocios, y maliciosos tesoros que acumuláis en
vuestras almas? ¿Acaso creéis que mi alma disfruta y se reconforta, con estos
tesoros, y negocios de emociones y sentimientos, que guardáis en las cajas
fuertes de vuestras almas? ¡Lejos de disfrutar y hacerme sentir bien, no podéis
aportarme más que lo que realmente sois! ¡Maldad pura y dura! Y, estas cosas yo
las veo en vosotros. Y todas estas cosas yo las siento de vosotros. Y todas
estas emociones, sentimientos y pensamientos, yo los percibo de vosotros. ¿Para
qué os necesito entonces, para que me deis de comer y beber, de lo único que
sabéis producir? ¡Porque estos son vuestros verdaderos frutos! ¡Así que dejadme
en paz y dejadme disfrutar de NO sentiros al menos cerca de mí!
Voy a montar una empresa y alentar a todos los
demonios de mi genética, promocionar a todos los demonios que se hallan
viviendo encendidos en mi alma, y disfrutar sintiéndome Dios, pero sobre todo
echando cuentas catetas, y haciendo números paletos, arrojando por la borda las
vidas de mis semejantes, pues tengo que dejar de sentir y pensar, que los demás
no son mis iguales, sino un producto mercantil, del cual dispongo para mi propio
provecho. Bueno, tengo que aprender catatémente y paletamente a sentir que mis
semejantes son un capital propio, que sus vidas ya no son suyas, sino que
forman parte de mi particular soberbia patrimonial. Bueno, y siguiendo con los
números y cuentas de ganancias, aunque sea yo un cateto, un ignorante, un
analfabeto y un palurdo, se que los capataces, los jefes, los empresarios, los
inversores, los especuladores, etc., ganan mucho más que los paletos ignorantes
y que los catetos analfabetos. ¡Pero
no solo llegan a ganar mucho más! ¡Sino que si ganar mucho más ya es
injusticia! ¿Cómo podemos llamar a ganar muchísimo más que, ganar mucho más? ¿En
qué diccionario legal de las reales academias de las lenguas podemos encontrar
los palurdos ignorantes, y los catetos analfabetos, respuestas emocionales y
sentimentales, para comprender y entender, estas cosas de las legales y reales
academias de las lenguas de nuestros maliciosos sabios? Supongo que ya tenemos y
existen palabras para todo, y supongo que ya tenemos palabras para definirlo
todo. Lo malo es que nuestras reales academias de las lenguas, no sirvan para
explicarnos, por qué estas reales academias de las lenguas, sus lenguas solo
son un instrumento legal, para que los maliciosos se burlen y se aprovechen de los
paletos ignorantes y de los catetos analfabetos, y, para maliciosamente
servirse de nuestra ignorancia y analfabetismo, para echar soberbiamente sus
cuentas y contar arrogantemente sumando más y más números.
Voy a montar una empresa, y empieza a quedarme
claro una cosa, que unos ganan más que otros, y que los de arriba ganan más que
los de abajo, y que los de abajo ganan menos que los de arriba. Esto empieza
como cateto y palurdo, a sonarme a cierta fuerza bruta que se emplea en la
naturaleza irracional, para que unos jerárquicamente desprecien y deprecien a
sus semejantes, o a otras especies inferiores a ellos, a los cuales pueden
someter con su fuerza y a la fuerza. Y esto como cateto y paleto hasta yo puedo
entenderlo, comprenderlo y analizarlo, no solo observando la naturaleza animal,
sino también observando la naturaleza humana irracional, y observando con mis
ojos palurdos, y escuchando con mis orejas catetas, hasta llego a ser tan
sabio, como para comprender que de todo lo que son nuestros más grandes
estudiados y académicos, de sus frutos y comportamientos, han salido todas
estas realidades e utopías, que ahora estamos viviendo. ¡Vivan nuestros más
elevados académicos, universitarios, abogados, jueces, políticos, presidentes,
jefes de estados, reyes, gobiernos, y empresarios, e inversores, y
especuladores, pues nos recrean y nos pasan continuamente su mundo, el mundo
que han creado a su imagen y semejanza, por nuestras infelices narices de
catetos y palurdos, y, paletos!
Bueno, voy a montar una empresa, pero todavía no lo
tengo claro, lo único que sé, es que unos ganan más que otros, y que los de
arriba ganan más dinero, más prestigio,
más comodidades, más lujos, y ganan muchas más satisfacciones, y disfrutan
creyéndose que son Dios. Pero lo cierto es que no son Dios, sino que
sintiéndose lo que no son, están usurpando un lugar y una categoría ficticia, y
están manipulando a todo su entorno con mentiras y falsedades, disponiendo de
la vida ajena como si de un vanidoso capricho fuese. ¿Pero si no son lo que
aparentemente muestran y demuestran? ¿Pero si no son lo que se sienten?
¿Entonces quiénes son y a quien realmente representan? Me parece que a nosotros
los paletos y catetos, no nos hace ninguna falta recurrir a los diccionarios y
reales academias de las lenguas, para
saber que por mucho que se vistan de frailes, curas, obispos, cardenales,
Papas, imanes o pastores de las iglesias, que los ricos, los empresarios,
inversores, especuladores, y todos los académicos, universitarios y sabios, no
representan a Dios, aunque se sientan Dios, y se sientan como dios en
minúsculas, sino que son y representan a los contrarios a Dios. ¡Porque el verdadero Dios no se siente
por encima de su propia Naturaleza! ¡Porque el verdadero Dios no se siente por
encima de la vida y de la Naturaleza, porque la vida y toda la Naturaleza, es
su Obra, y, Dios no es tan tonto, como esos imbéciles que se sienten Dios, sino
que Dios no se siente superior a sus Obras, sino que en ellas se recrea y en
ellas se complace!
¡Tan solo los verdaderos catetos y paletos de la Naturaleza, se sienten
por encima de Ésta, y por encima de sus semejantes, y por encima o iguales al
Dios verdadero!
Me parece que voy a montar una empresa, y que lo
único que tengo claro es que los de arriba ganan más que los de abajo, y que lo
único que también tengo claro, es que, los empleadores ganan muchísimo más que
los empleados. Bueno, esto lo tengo claro, pero claro está que existen
excepciones que confirman la regla. Solo que para mi entender de cateto y palurdo,
en el caso de las excepciones que confirman las reglas de que los empleadores
ganan menos que los empleados son demasiadas excepciones, para ser simplemente
tan solo catalogadas o llamadas, excepciones, por nuestras educadoras y
formadoras reales academias de nuestras lenguas. Porque para un cateto
analfabeto y un paleto ignorante, es muy fácil de entender que los de arriba
ganen más que los de abajo. Pero que sin embargo, NOS resulta más difícil de
comprender que los empleados ganen más que los empleadores. Y todavía nos
resulta mucho más difícil de comprender por qué, estas excepciones de
empleados que ganan más que sus empleadores, sean tan numerosas que, ya no
sea, que resulten ser unas excepciones que confirmen ninguna regla, para las
reales academias de nuestras lenguas, a menos que, sea para confirmar las
reglas sociales injustas que no son una excepción, y, a menos que, sea para
confirmar las reglas legales convertidas en leyes a las que estamos
obligatoriamente sometidos los catetos analfabetos y los palurdos ignorantes, y
que no son ya una excepción. Pues hasta para los catetos, y palurdos del mundo
que nos habéis parido y creado para vivir, nos es fácil comprender y hasta
saber, que todos los empleados de los estados, de los estados de derecho, y de
los estados de torcido, son empleados de los catetos y de los palurdos de
turno, y hasta de los paletos más ignorantes y absurdos como yo mismo, y, sin
embargo, estos empleados están arriba y sus empleadores abajo. Y sin embargo
estos empleados ganan más que sus empleadores. Y que sin embargo estos
empleados mandan más que sus empleadores. Y que sin embargo estos empleados
abusan de sus empleadores. Y que estos empleados engañan y manipulan a sus
empleadores. Y que sin embargo estos empleados tienen más poder que sus
empleadores. Y que sin embargo estos empleados se erigen en jefes de sus
empleadores. Y que estos empleados se erigen en superiores, manipuladores, y
despectivos especuladores de las vidas de sus empleadores. ¿Qué retorcido
manejo es este de las leyes del capitalismo más puro y auténtico, en el cual
legalmente los empleados ganan más que sus empleadores, y tienen más poder, y
abusan de su poder, y se erigen en jefes y hacedores de leyes y legalidades
para maltratar físicamente y sicológicamente, mentalmente, espiritualmente y
animalmente a sus empleadores? ¿A quien realmente representan estos que se
erigen en dioses y se hacen pasar por todopoderosos animales inteligentes y jerárquicos
sobre todos aquellos paletos analfabetos, palurdos e ignorantes catetos, que
son sus empleadores y al mismo tiempo, los que les fabrican el pan para sus
bocas, les llevan el agua a sus casas y llenan sus botellas? ¿Qué malicioso
mundo es este, en que los empleadores sirvan a sus empleados y sean quienes les
construyan sus casas, por poco más que la comida, y que además de
proporcionales todo lo que necesitan y todo lo que no necesitan, que utilizan a
sus empleadores para divertirse en sus guerras interesadas o no, y que nos
utilizan en sus juegos sociales, y que nos utilizan para tener a quien
despreciar, a quien humillar, y de quien burlarse y hacer chistes? ¿Qué retorcido manejo es este de las leyes del
capitalismo más puro y auténtico, en el cual legalmente los empleados ganan más
que sus empleadores, acaso tal vez y
a lo mejor, no sería más justo que los empleadores ganasen más que sus
empleados, y tuviesen más poder auténtico y real? ¿O al menos, y por lo menos,
para que siga existiendo el capitalismo injusto y egoístamente retorcido y
malicioso, por lo menos y al menos, no deberían legalmente ganar en dinero los
empleados de los estados el sueldo base mínimo interprofesional, mientras
exista en todos nuestras naciones y países, cualquier tipo de capitalismo, o de
centros, o de izquierdas, o de arribas, o de abajos, y, sobre todo, mientras
exista en este mundo un solo cateto a babor o a estribor, o un solo palurdo o
paleto a proa o a popa, o arriba o abajo, o a derecha o a izquierda, o delante
o detrás?¿A quién representan estos empleados que se erigen en
dioses de sus empleadores y se erigen en representantes de Dios en la Tierra?
¿Acaso Dios, nuestro verdadero Dios se muestra así con los seres humanos?
¿Acaso nuestro verdadero Dios, no nos está demostrando a través de la historia
que Él no viene a humillar al hombre, ni a despreciarlo, ni a explotarlo, ni a
aprovecharse de él, sino a servirlo, a educarlo, a dirigirlo, a guiarlo, y a
levantarlo del polvo de la Tierra, para elevarlo hasta los Cielos? ¿Todavía
tenéis dudas que quién es Dios, y de quienes son aquellos que se hacen pasar
por Dios y sentirse como Dios ante vosotros? ¡Si todavía no sabéis distinguir a
Dios, y lo que Dios quiere de nosotros, de todo lo ficticio y falso de este
mundo, es que sois ángeles caídos!
“Voy a montar una vida, voy a montar mi vida”. Esto
me decía cuando era un joven casadero y con ganas de formar un hogar y tener
hijos. Pero esto me resultaba algo tan oscilantemente desconocido, y tan
vacilantemente misterioso, mucho más que mis tempranas experiencias místicas,
que a pesar de ser tan sobriamente metafísicas, no llenaban para nada mi vida
ordinariamente humana, que hacía que me sintiese extraño y fuera de un mundo
común al cual también pertenecía como ser humano, y que parecía que ya desde
muy joven se me estaba negando desde las poderosísimas potestades invisibles,
tanto positivas como negativas. Al parecer sin yo saberlo todavía, se me
estaban acotando mis caminos mundanos, tanto para ser y disfrutar de una vida
humana común, y al mismo tiempo también para ser, o sentirme realizado como un
pleno espíritu elevado y fuera de este mundo. Y yo me veía dividiendo tres
mundos. Y mi vida era la encrucijada donde se cruzaban tres mundos. El mundo
divino, el mundo humano y el mundo satánico o reino de las tinieblas. Y sin ser
planamente consciente todavía de todo esto, encajaba las experiencias místicas
o físicas, provenientes de los tres mundos. Aunque esto de los tres mundos es
para resumir, porque cada uno de estos mundos a los que me refiero consta de
muchos mundos, pero esto sería embrollarlo ya todo y como para no entenderlo
nada. Por lo que resumiré todos los mundos elevados, buenos y sutiles, en un
solo mundo, el bueno. Y resumiré todos los mundos más bajos, groseros y malos,
en un solo mundo, el malo, el tenebroso, el oscuro. Y resumiré todos los mundos
de que consta y estamos formados los seres humanos en un solo mundo, el mundo
común humano. Porque si no resumimos todo este tinglado de dimensiones y
mundos, formamos un cacao mental, que ni yo mismo me clarearía y me extraviaría
y me perdería por tantos, y tantos caminos y destinos de emociones,
sentimientos, pensamientos, experiencias de todos los arribas, todos los abajos y todo lo que hay entre
ambos.
Bueno, entre tanto tiempo y experiencias, y que
además no recuerdo la gran mayoría de las cosas que me sucedieron, y de lo que
recuerdo aun cada año daría para un extensísimo libro, además de que, algunos
meses de algún año, darían también para otro largo libro, e incluso algunos
días en sí mismos de algún mes también daría para otro inacabable libro, y como
razonable resultado de todos estos imposibles, en una o varias páginas, no
podría resumir siquiera algunas briznas de mis experiencias. Quizás esto no
lleguéis nunca a entenderlo. Ni lo pretendo. Pero para que os hagáis una ligera
idea de cómo un solo día de mi vida, daría incluso para rellenar varios libros,
os diré que, en algunos de estos días, el tiempo humano pasaba tan lento dentro
de una o algunas experiencias místicas, que pudieran tener lugar en ese
determinado día, que un segundo de este tiempo místico y dimensional podían
significar al traducirlo al tiempo normal humano desde algunas horas a días,
con todo lo que esto conllevaba en emociones, sentimientos, pensamientos y la
realización completa, entre lo místico dimensional y la puesta en escena de esa
experiencia o experiencias en la realidad humana común o sobre el teatro que es
este mundo que ya nos resulta tan ordinario, por ser tan cotidiano. Pero ya
veis que débil, cobarde y quejicas me he vuelto. Pues estoy bien seguro que lo
que os digo os parecen exageradas paranoias, y ojalá fueran simplemente eso,
paranoias, esquizofrenias, etc., que por sí solas ya conllevaban un terrible
sufrimiento plagado de inacabables angustias, pero que, comparado todo esto con
lo que era mi vida real, la vida de mi ser, que era sin yo saberlo la
encrucijada por donde pasaban todos los mundos, y comparando todo esto, con
todo lo demás, todas las paranoias y esquizofrenias, me parecerían un juego de
niños divirtiéndose en un parque infantil. Pero esto, por muchos estudios que
tengáis no vais a comprenderlo, ni a saberlo, tan solo podéis imaginaros a
vuestro modo, y cada cual como quiera darle forma según su manera de entender o
desear comprender, lo que todo esto que os digo, es y forma también parte de la
realidad. Pero en realidad estas cosas aunque tengáis un mínimo de curiosidad,
no os importan casi nada, o no os importan nada, y, mucho menos a mi me
importa, que os importe o deje de importaros. Esto me da igual, y me da lo
mismo, pues ya nada de lo que penséis o hagáis, me importa. ¿Acaso os estoy
pidiendo algo? ¿Todavía pensáis muchos que me importan vuestros criterios,
vuestras vidas o vuestros deseos? ¡Estáis equivocados, y sé que lo estáis
porque yo así quiero que lo sintáis, y porque yo así quiero que os sintáis!
¿Todavía no sabéis por qué o cómo lo hago? ¡Bueno, esto también sobrepasa
vuestro mundano entendimiento, y me llevaría uno o más libros explicároslo, y
la verdad que no tengo tiempo y menos todavía tengo ganas de daros explicaciones
aunque tuviese el tiempo para ello! Más sin embargo os contaré algunas cosas, y
no porque me importe que las sepáis, y no porque quiera que las sepáis o
comprendáis, sino más bien, para yo recordar algo de lo que he vivido, y, para
que posiblemente esto pueda servirle de algo, a alguien en el futuro, incluso a
mí mismo. Pero supongo que esto tampoco lo entendéis. ¡Bueno, si no lo comprendéis, no pasa nada ni pasa algo, sino que
pasa más de lo mismo! Bueno, en fin… ¿y todo esto a que venía? ¡Ah, sí!
¡Ya recuerdo! Era porque me había vuelto débil, quejicas, acomplejado,
paranoico, esquizofrénico, cobarde, etc., y es verdad. Esto es cierto y
completamente verdad. Así me he vuelto y así he llegado a ser durante un largo periodo de mi vida, aunque este periodo
está tocando a su fin, porque el verdadero fin anunciado por Dios en las
Sagradas Escrituras también ha llegado, y lo traigo yo. Y yo lo traigo porque
vosotros lo habéis provocado y querido. Y si esto tampoco lo comprendéis no es
mi problema, sino el vuestro. Y yo no tengo por qué resolveros vuestros propios
problemas, porque precisamente son vuestros, muy egoístamente vuestros. Así que
ahora os toca masticarlos lentamente y tragarlos angustiosamente, que yo, ya he
tenido bastante y suficiente. Bueno, ¿es que esto, tampoco lo comprendéis?
Bien, también y amén, porque, esto también es otro de vuestros problemas,
porque de entender lo que os digo, os salvaría vuestras vidas. Pero como hasta
entonces jamás vuestras verdaderas vidas os importaron, ¿qué os hace suponer
que ahora os van a importar, sino creéis, ni sois gente de fe? Pues las
verdaderas y más profundas cosas de la vida, para tomar conciencia de ellas y
creer en ellas, primero hay que realmente creer en Dios y sus promesas para el
hombre. Pero vosotros realmente no creéis en Dios ni en sus promesas, ni mucho
menos que su Voluntad vaya a cumplirse nunca. Sino que vuestra fe y creencias
están en vuestras religiones, en vuestras egoístas oraciones, en vuestros
particulares rituales, en vuestros adornados templos. Pero Dios, el verdadero
Dios, ya no se halla en vuestras religiones ni doctrinas, ni está realmente en
vuestras oraciones, ni forma parte verdadera de vuestros mundanos rituales, ni
le consta a Dios que vuestras creencias y fe, tengan algo verdadero que tenga
que ver con Él. ¿Tampoco comprendéis esto? ¡Bueno,
si no lo comprendéis, no pasa nada, ni pasa algo, sino que pasa más de lo
mismo!
¿Pero por qué os decía estas cosas? ¿Tal vez,
porque me había vuelto débil, muy débil, y convertido en un quejicas, un lastimero, en un flojo, muy flojo, en un
aturdido acomplejado, en un paranoico, en un esquizofrénico, en un pobre cuerdo
enloquecido y en un cobarde confuso e ignorante? ¡Cierto, así fue y así
sucedió! Porque mi buen y verdadero Dios así lo dispuso para ayudarme. ¿Tampoco
lo comprendéis esto? Bueno esto es más sencillo y simple de entender. ¿Cómo
podría yo saber lo que era la verdadera fortaleza, donde está el verdadero
misterio de la fuerza, sino conocía la verdadera debilidad? ¿Cómo reuniría yo
la sabiduría y la valentía, que Dios me podía ofrecer sin antes conocer el más
profundo extravío de las paranoias, de las esquizofrenias, y sin sentir las más
cobardes corduras y razonamientos, y sin padecer las angustias más ignorantes?
¿Cómo podría yo encontrar el poder y la gloria que Dios me ofrecía, si no
descendía hasta los infiernos más profundos de mi alma, y conocía todas las
vanidades y poderes demoniacos, satánicos, que se oponían a Dios y a su
Voluntad? ¿Entendéis esto? Bueno, lo entendáis o no, es ya vuestro problema,
pues yo ya he tenido bastantes. Demasiados.
Y yo entonces no entendía mis problemas, y tampoco entendía a que se
debían y que era lo que los provocaba.
¡Pero ahora ya no es entonces! ¡Y entonces era donde me encontraba! ¡Y ahora es
donde estoy! ¡Y después será donde me encuentre! Pero sé muy bien que
me encontraré, porque yo si sé cuál es mi destino, porque Dios me lo ha
mostrado ¿Y vosotros sabéis realmente donde estabais, donde estáis y donde
estaréis?
Ciertamente que ahora sé en qué punto de la
historia humana me encuentro y sé claramente cuál es mi destino, pero no
siempre fue así exactamente. Porque todo esto de percibir mi destino y Dios
mostrarme también partes de mi destino, no fue simplemente una sesión de cine
continua, ni mucho menos placentera. No. Este tipo de experiencias místicas y
dimensionales, tampoco tuvo un feliz comienzo, sino como con todo lo demás
descrito antes, también empecé por abajo, restregando con duro cepillo y
estropajo, los suelos de mi pisoteada alma. ¿Y cómo podía ser esto? Bueno, resumiendo os diré que esto fue
uummm…, quizás, acaso, tal vez, también y amén. Bueno, esto fue, lo que realmente pasó, resumiendo bastante más que
mucho. Y permitidme aunque no lo queráis permitir, que me recree en mi
analfabetismo, porque de verdad, me siento feliz escribiendo como un cateto y
como el palurdo que está sacando el título universitario de paleto graduado en
saber pegar pegotes de masa cementera en las viejas paredes de mi buena casa, y,
así algún día poder presumir y sacarme unas cuantas fotos frente a una de mis
paredes. Pues por nada de este mundo, cambiaria la satisfacción placentera que
ofrece a mis sentidos espirituales el sentirme un vanidoso, y quisquilloso
paleto, que también soy y llevo dentro de mí, para honra de mi alma, y para
honra de todos los catetos, palurdos y paletos de este universo de los don
nadie, y que son los que lo hacen y construyen todo en este mundo. Y digo que
son los que, lo hacen y construyen todo, porque yo no puedo, ni tengo categoría
siquiera para ser su pinche, o su aprendiz, siquiera de nada y de tan piltrafa que
me he quedado, frente a los verdaderos y grandes hombres tildados por los
luciferinos y satánicos de, catetos, palurdos analfabetos y paletos ignorantes.
Y por si existe algún compañero cateto, palurdo y paleto, que pueda entenderme,
seguiré resumiendo lo que ya está
bien comprimido en mi alma estreñida de tanta vida y de tanto palo al tonto.
Qué quizás de tanto palo al tonto, haya encontrado la verdadera chispa de la
inteligencia. Pero claro que tal vez,
esto tan solo puedan ser conjeturas o imaginaciones mías. ¡Y, a vosotros que os
importa! ¡Para lo que os va a servir a la mayoría que lo entendáis o no! ¡Porque yo hasta para entender las cosas
más simples, sencillas y ordinarias, he tenido que desentenderme de todo, y no
entender nada, ni entender de nada! ¿No lo comprendéis? Bueno, esto
para muchos de vosotros no entender la mayoría de las cosas que os digo, quizás
sea un buen comienzo, aunque no todos somos iguales, ni todos sois como yo, ni
todos llegareis a ser tan cobardes como yo, ni tampoco llegareis a saber en qué
consiste la verdadera valentía. Ni llegareis tan bajo como yo he caído, pero
quizás tampoco podréis levantaros jamás del pozo en que os hayáis sumergidos.
Ni tampoco llegareis a ser tan débiles como yo he sido, pero tampoco conoceréis
el verdadero secreto de la fuerza. Ni llegareis a estar tan enloquecidos como
yo estuve, pero claro que tal vez,
jamás llegareis a conocer el verdadero estado de la cordura. Ni, etc., etc.,
etc. ¡A cada uno lo suyo y a cada
cual, lo que le corresponde!
¿Seguís sin comprenderme? ¡Claro que tal vez, esto para muchos catetos, palurdos y
paletos, sea un buen síntoma! ¿Y sabéis por qué esto para los catetos
analfabetos y palurdos ignorantes, es un buen síntoma? ¡Porque, estos en su
simpleza y ordinariez, todavía todo lo pueden aprender y absorber, como esponjas
vírgenes y resecas al Sol! ¡Pero vosotros los que os creéis sabios, cultos,
inteligentes y que sois tan maliciosamente listos, estáis tan llenos y
completos de soberbia, de orgullo y arrogancia, que ya no queda sitio en
vuestra alma, más que para la ceguera que provoca vuestra más acomodada,
establecida y estipulada sabiduría, y acordados conocimientos de conveniencia! Y bueno, y pues también, prosigamos
entonces: Y como decía antes… Si. ¡Como decía antes de ahora! Bueno que lio os
estáis haciendo, porque en verdad, que yo me estoy divirtiendo. ¡Y hasta el
nuevo sufrimiento, y hasta la novedosa angustia que pueda aguardarme, tengo
tiempo entonces, para sentirme bien y contento! Pues como decía, o quería
decir o sentía ganas de decir, o seguir diciendo, que no todos somos iguales de
cobardes, flojos, débiles, ignorantes, palurdos o catetos, y etc., y, por
supuesto yo aunque era o me creía igual que vosotros, o muy semejante, he
descubierto que no lo soy. Pero esto, no os lo explicaré hoy, sino que
posiblemente quedará para otro largo libro que quizás jamás tenga tiempo de
escribir. Pero mejor será, que no me deje enrollar por lo que ya sé de antemano
lo que pensareis cuando algunos me leáis, aun que sea de mala gana o a
disgusto. ¡Pero lo haréis porque queréis! Porque estoy bien seguro, que nadie
os obligará a leerme, ni a leer lo que mi cateta y palurda alma es capaz de
discurrir. No digo pensar, sino más bien lo que mi alma analfabeta es capaz de
dispensar. ¡Que para mi palurdo analfabetismo suena bien, a la mar de bien, eso
de que, dispensar, es todo lo contrario de pensar! ¡Yh!(Bueno esta Yh, es como si fuese la expresión ¡“Ah”!,
pero en palurdo, cateto y paleto) ¡Yh!(¡Ah!) Como antes os decía, no todos
somos iguales de cobardes, flojos, débiles, ignorantes, palurdos o catetos,
etc., porque yo al principio de mis experiencias místicas que tenían que ver
con las partes más fatalmente vitales, no las entendía, ni las comprendía, y ni
siquiera tenía la ligera idea de que aquellos trazos de películas, que
abordaban mis sentidos místicos de muy diversas formas y variedades, o a través
incluso de sueños premonitorios, pues, no sabía, ni pensaba e ignoraba, que
pudieran ser pedazos de un destino que me aguardaba en las encrucijadas más
angustiosas, y de un porvenir que me esperaba en las más espinosas esquinas de
mi vida. Pero claro que tal vez,
que tropezando varias veces en las mismas o parecidas aterradoras angustias, y
pisando una y otra vez sobre las mismas o parecidas dolorosas espinas, fui
aprendiendo, y no porque tuviese ganas de aprender, ni me sintiera estimulado a
saber y comprender, porque, a mí lo que de verdad me gustaba era, ser un cateto
y paleto y un palurdo. ¡Me sentía mejor así! Pues cada uno se siente más cómodo
viviendo en determinados papeles simples y sencillos de la vida. Pero, pues, todavía así,
sintiéndome como verdaderamente me gustaba sentirme, un humilde más, estaba
pasando por extraños parajes emocionales de todo lo que estaba sufriendo, y no
quería saber nada más de querer ser o sentirme más importante, que nadie, puesto
que si así sufría tanto, pensaba que si pretendía ser algo mucho más complicado
que sentirme paleto, cateto y palurdo, sufriría muchísimo más, y ya estaba
cansado de angustias, sufrimientos y dolores, y que estos se instalaran
crónicamente en mi alma. Por eso buscaba lo más bajo, lo más simple, lo más
fácil, sin saber en mi ignorancia, que cuanto más descendía en lo que creía que
era la nada, lo más simple, lo más fácil, más me embadurnaba de todo aquello
que traían más y más problemas, angustias, dolores y sufrimientos. Puesto que
yo no quería ser alguien importante. Puesto que yo me resistía a creer lo que
Dios me decía, y, que me decía quien realmente era. Yo no quería
responsabilidades y menos, esa gran responsabilidad de ser el Cristo esperado.
¿Cómo iba a creerme que había sido Jesucristo y Muhammad, y que era el Cristo
esperado? ¡Esto sí, que era una locura! ¡Tenía que serlo! ¡Y creer que Dios me
hablaba de diferentes formas y me mostraba partes de mi destino afirmando quien
había sido y quien era! ¡No me era, ni me resultaba posible! ¡Tenía que estar
realmente loco, y tenía que estar realmente paranoico y esquizofrénico! ¡Pues
yo no me sentía como debería sentirse Jesucristo, ni me sentía como debería
sentirse Cristo! ¡Pues suponía que Jesucristo se sentía sabio, fuerte y
poderoso, y, yo me sentía todo lo contrario! ¡Porque yo en principio y hasta
cierta edad había sido valiente, prudente, serio, decidido y con una fuerte
voluntad, un fuerte carácter y personalidad, hasta que la mi vida dio un vuelco
total, y desde entonces era todo lo contrario, a como pensaba que debería sentirse
Jesucristo! ¡Ya que yo me sentía, débil, enfermo, cobarde y desquiciado, y
pensaba y, ya creía firmemente que jamás lograría levantarme del suelo, porque
me sentía tan mal, tan derrotado, tan humillado por toda circunstancia y lugar,
como si la tierra me hubiese digerido y convertido en polvo! Y en estas lamentables
condiciones me resultaba muy difícil de creer que mis experiencias pudieran
resultar creíbles hasta para mí, que, aunque al principio de las mismas las
creía y quedaba firmemente convencido, luego al pasar los días y aquella
euforia, me entraban las dudas y mi falta de fe, y dudando y vacilando
constantemente, volvía a pensar que aquellas experiencias místicas tal vez no
fuesen reales y fuesen producto de mi desquiciamiento, de mis locuras legales y
de mis depresiones que iban y venían, dejándome siempre perdido y angustiado.
Pero mi buen Dios a pesar de todo esto, me amaba tanto, sin saberlo yo, o
querer aceptarlo, que, con su eterna paciencia volvía a decirme algo, a
mostrarme algo importante, y, a afirmarme y a reafirmarme de nuevo. Pero era
igual. Al cabo de unos días mi debilidad y falta de fe, podían conmigo y me
vencían una y otra vez, porque mi vida también era la de un hombre que luchaba
por ser una persona normal y llevar una vida normal, y por eso me casé la
primera vez, y, puse todas mis ilusiones en formar un hogar, una familia, donde
depositar las más grandes utopías que podía imaginarme. Sin embargo otra clase
de experiencias místicas que no eran provocadas por Dios, sino por mi espíritu,
me mostraban partes del destino, trozos del destino que me aguardaba y de las
experiencias desagradables y amargas, que me esperaban con respeto a la que ya
era mi primera esposa, y, experiencias místicas del destino, de lo que era e
iba a ser, de mi recién utópica familia. Pero pensaba como principiante en
temas místicos, y dimensionales, que estas cosas jamás sucederían, ni jamás se
cumplirían. Y aunque siempre que me acordaba de estas cosas, las rechazaba de
mi mente, de mi corazón y de mi alma, el sufrimiento por sentirlas vivas me
angustiaban, hasta que las olvidaba, o hasta que, aquellas partes que por
casualidad creía yo, se iban cumpliendo, y se iban sucediendo poco a poco, como
si mi vida del presente, se fuese rellenando con aquellos huecos del destino,
con aquellos pedacitos del destino predestinados que conocía de antemano, como
si mi vida se tratase de un gran puzle o rompecabezas. Y así, hasta que lo
vivido en mis fatídicas experiencias místicas se iban cumpliendo mes tras mes,
año tras año, hasta que comprendí, tras tantas angustias, dolor, sufrimientos y,
desquiciamientos hasta la locura, que todas las cosas que me mostraban mis
variadas y diferentes experiencias místicas, se cumplían y se hacían realidad,
quisiese o no quisiese, las consiguiese olvidar o no. Siempre para mis
terroríficas angustias, terminaban por hacerse realidad, y contra tales
experiencias de nada servían ningún tipo de valentías, de coraje, de rabia, de
furia, de voluntad, de fortaleza, o de fe. ¡De, aquella fe, que no era la
verdadera fe, sino la fe en las cosas de este mundo! ¿Vais comprendiendo
algunos ahora porque me había vuelto tan cobarde, enfermo, débil, desquiciado,
y había ido cayendo tan bajo, que ya no me quedaran ganas de levantarme? Pero
aun así, me levantaba o eso creía, porque yo intentaba una y otra vez, ser una
persona normal y corriente, y. por eso me volví a casar. Pues de nuevo quería
tener mi familia utópica, porque sentía en lo más fuerte de los latidos de mi
corazón, unos intensos deseos de formar un hogar, una familia placentera. Pues verdaderamente
con toda mi conciencia, sentía que esta era mi más grande vocación, y mi más
grande sueño que podía llegar a alcanzar. Pero esto, era, lo que yo más
intensamente sentía y quería. Pero no era lo que realmente conseguía. Y tras
experiencias místicas que mostraban las cosas de mi destino que constantemente
me aguardaban, mes tras mes, iban para esta vez, no para completar un
rompecabezas o el puzle gigante que era mi vida, sino que, ahora, siendo yo
conocedor y un buen experto, y sabedor a ciencia cierta QUE, todas estas cosas
sucederían irremediablemente cuando llegase su momento, mis angustias,
padecimientos, sufrimientos y amarga desesperación, NO comenzaban tan solo
cuando se cumplían las predicciones y las visiones de mi futuro, sino que para
mi desgracia, todos mis atormentados pensamientos y terribles emociones, empezaban
ya desde que tenía conocimiento de cuál era el destino que me aguardaba escondido
tras las ortigas gigantes del tiempo y que cubrían todos los caminos que
pudiera seguir o imaginarme para sortearlas. Sino que todas mis amargas
desesperaciones comenzaban antes de que todo se cumpliese, porque yo sabía que
no había vuelta atrás, ni esquiva posible, y que mi destino no podía desviarlo,
suavizarlo, y no podía evitar lo que tenía que ser. ¿Podéis comprender esto?
¿Acaso tenéis suficientes estudios y títulos universitarios y académicos como
para entender estas cosas? ¿Tal vez algunos, tan solo unos pocos, podáis
comprender ahora, por qué me había convertido en un ser tan cobarde, tan bajo,
tan débil y flojo, tan pesimista y desesperadamente desquiciado? Si no
entendéis estas cosas, quizás sea tal
vez, porque sois demasiado inteligentes para comprender mi vida. Esta
vida que trataba de escabullir y ocultar cobardemente, de aquellos pedacitos de
mi destino que conocía, y que no podía regatear. Y, no podía regatear porque el
destino no entra en ningún juego al que lo invitemos a jugar, y, porque el
destino no es un deporte al que le guste participar de nuestras conveniencias o
cobardías para afrontarlo. Ni aunque se conozca de mucho tiempo antes, Este,
jamás se hará tu amigo, ni amigo de nadie y no se detendrá ni a saludarnos, ni
a desayunar con nosotros, ni lo podremos engañar, ni comprar con dinero, ni
joyas, ni enamorar, ni detener ni desviar con ningún tipo de amenazas. Y,
vistiéndome de lo que yo creía que era sencillez, o de lo que creía que era
humildad, sintiéndome identificándome con todas las ganas de mi alma, con mi
ser palurdo, paleto y cateto, aun así, todo esto no me servía de nada. Y tan
solo sabía, que no sabía el sitio, el lugar exacto, ni el recodo del camino, ni
el día, ni la semana, ni el mes, ni el año, ni la hora en punto, en que se
cumplirían, pero sabía, que se cumplirían todas mis predicciones y visiones
dimensionales, porque nunca habían fallado y parecía que nunca fallarían. Y no
es que todas aquellas cosas malas, fuesen malas. Sino que para mí eran muy
malas, porque me anunciaban que mi verdadero destino no era el que yo me
trazaba, ni el que yo me marcaba, ni el que yo quería con todas mis fuerzas,
con todas mis ilusiones, con todos mis deseos y pasiones de este mundo. Porque
mi verdadero destino no era el rumbo que yo obcecadamente y constantemente
trazaba en las cartas de navegación de mi vida. Sino que sufría
desesperadamente porque veía, y además sabia que mis ilusiones como palurdo,
como cateto y como vulgar paleto, iban a ser destruidas por aquellos pedacitos
o pedazos de destino de los cuales, yo tomaba conocimiento de diferentes
maneras y experiencias dimensionales, que me adelantaban un horrible fracaso de
todas mis ilusiones e utopías mundanas, en las cuales creía yo que estaban
depositadas la verdadera alegría, la verdadera paz y el verdadero amor de todo
lo que podemos experimentar en la vida. Porque en mi gran ignorancia creía yo,
que en esas cosas sencillas y simples de las vidas mundanas, se encontraban
escondidos esos valores de la alegría, de la paz, del amor y de la felicidad, y
que mas tarde o temprano aflorarían como por arte de magia. Y no era así, ni nunca fue así, ni nunca
así será. Y tarde comprendí todo aquello que Dios nos decía a través de
todos sus Profetas y Mensajeros, y en las Sagradas Escrituras, de que las
verdaderas emociones, los verdaderos sentimientos, pensamientos, deseos y
pasiones, y que los verdaderos valores, que hacen verdaderamente al hombre
libre y feliz, no se hallan en las cosas materiales y mundanas, como nos
quieren hacer creer tradicionalmente, y doctrinalmente, y educacionalmente, y
culturalmente, los ángeles caídos, dominadores de este mundo incluidas todas
las religiones.
Pero a pesar de todas estas cosas, no espero que
comprendáis por qué llegué a ser tan cobarde, tan débil, y tan loco, porque de
vosotros no espero nada. ¿Y sabéis por qué de vosotros no espero nada? ¡Porque
hay cosas, muchas cosas, que todavía no os conté, ni quizás a la mayoría llegue
a contároslas, porque sin quizás o
tal veces, de por medio, no llegareis al tiempo en que quiera o tenga
ganas de revelarlas! ¡Porque no solo sé, vi, observe, etc., partes de mi
destino desagradables y desesperadamente amargas, y que ya forman parte de mi
pasado, sino que también, otras cosas del destino que me aguardan y aguardan a
todos. Y, que nos gusten o no, van a suceder irremediablemente! Y no me
preocupa que me creáis o no, ni me preocupa lo que penséis, ni lo que tengáis
pensado ser o hacer, porque yo ya conozco lo suficiente del destino que me
aguarda, como para que tan solo me importe agradarle a Dios, y no perder el
apoyo y el cariño inmerecido que Dios siente por mí, a pesar de mis fracasos y
de volverle tantas veces la espalda, tratando de esconderme de Él entre las
garras despedazadoras de almas, como son nuestras emociones, sentimientos,
pasiones y deseos mundanos y caducos, que se evaporan de un día para otro, y
que al siguiente mes o año, otras cosas mundanas y caducas, vuelven a ocupar de
nuevo nuestros corazones.
Voy a montar una empresa, y empieza a quedarme
claro una cosa, que unos ganan más que otros, y que los de arriba ganan más que
los de abajo, y que los de abajo ganan menos que los de arriba, salvo, algunas
excepciones que permanecen, y existen para confirmar la regla, de todas las
reglas. Y estas excepciones que confirman la regla de todas las reglas, son
que, en este caso, los de abajo ganan más que los de arriba, y que los de
arriba ganan menos que los de abajo. Así es efectivamente, así es en la
práctica, salvo en estas excepciones que son todo lo contrario a lo que estamos
acostumbrados a saber y a percibir, hasta los catetos ignorantes y los palurdos
analfabetos, sabemos algo tan sencillo, simple y fácil, como que, precisamente
por ser Dios humilde, verdadero, confiable y sencillo, Éste gana menos que
todos nosotros, y, que nosotros ganamos mucho más que Él, si en Dios confiamos
y si por Él nos dejamos conducir y guiar.
Cristo Maestro Andar.