La
ARMONÍA Y EL CAOS.
A
12 de febrero de 2016.
Tal
vez pretendía qué, el tiempo transcurriese como más me convenía,
pero este, no sonaba al compás de mis pasos, ni de los latidos
pertinaces de mi corazón.
Sino que más bien, al compás de las
reglas inmutables del marcador natural, que le marcaban las
determinadas emociones espirituales de mi ser, que bailan al son del
acordeón de mi inapreciable existencia. ¿Pero, a quién le iba a
importar estas cosas? ¿A quién le iba a importar que todas las
cosas y seres que existen, tengan un latido particularmente muy suyo
y al mismo tiempo, conectados en común entre sí, como los
engranajes del mejor y más preciso reloj, que si falla uno solo de
estos, el reloj se atrasa o adelanta, o se pare, y dejase de
funcionar? Porque efectivamente, la Naturaleza puede funcionar de una
manera mucho más precisa que cualquier reloj, que nosotros podamos
crear, y además se puede auto-gestionar y reparar así misma, de
forma automáticamente regular según las circunstancias que se crean
y en sus funcionamientos aparentemente aleatorios o supuestamente,
caóticos. Porque no lo son. Por supuesto que nada tienen
verdaderamente de caóticos, ni de aleatorios, ni casuales, ni
fortuitos, etc., donde la confusión, la accidentalidad, el desorden,
el fallo, la equivocación y el error, no son más que, opciones
naturales de aprendizaje, que desde la mas tierna infancia de todas
las cosas, que nos invaden y nos desmoronan, de todo cuanto existe y
también de todo lo que parece supuestamente que no existe. De todas
formas, para esto existen precisamente muy diversas formas,
contenidos, vasos, recipientes, donde la vida inconsciente y
consciente se manifiesta de manera sencilla y hasta muy materialmente
vulgar y grosera, hasta, maneras muy complejas debido a sus estados
mucho más evolucionados y perfectos, que, sin embargo, no lo serían
si les faltasen los apoyos o bases en que se sustentan, como si
fuesen parte de todo el engranaje natural desde lo más abajo y
denso, hasta lo más alto y elevado, como si fuesen las capas que
existen en la atmósfera o las de abajo de nuestros pies hasta
alcanzar el centro de la Tierra.
Es
por todo esto que, lo que pensamos o creemos que es caos,
accidentalidad, desorden, casualidades, equivocación, error, etc.,
lo sean, pero que todo esto está también previsto, para que cada
pieza encaje de forma armoniosamente natural, y todo el engranaje de
todo cuanto existe y forma al TODO (DIOS), funcione hasta en el más
profundo de los caos, casualidades, errores, equivocaciones, etc., de
forma naturalmente correcta y en perfecta, o imperfecta armonía, en
su grandiosa avenencia del TODO con la NADA.
¿Qué
pretendo deciros con todo esto? ¡Bueno, quizás algo, tal vez mucho,
o acaso nada! A lo mejor que pase lo que pase, ya no tengo miedo. Y
tal vez que, pase lo que pase, ya el temor me ha abandonado, porque
sé que, suceda lo que me suceda, yo formo parte de este engranaje
divino, que simplemente Dios está con mucha pericia ajustando, para
que algún día quizás, no muy lejano, desee sentarme cerca de Él,
en su reino Celestial. Así que ya sabéis todos aquellos que me
perseguís y pretendéis darme un destino a vuestro caprichoso,
malicioso y con injusto abuso de poder en, y desde vuestros lugares
funcionariales del estado, que en vez de servir a los ciudadanos
servís a los parásitos que desde siempre están chupando la savia,
la libertad, la paz, el amor, la sangre y la vida, de todos los
ciudadanos humildes de la Tierra, porque no sabéis hacer otra cosa,
y, que, hagáis lo que hagáis, todo lo tiene Dios atado y muy bien
atado, para que suceda lo que suceda, ni una coma, ni tilde de mi
naturaleza y destino, queden fuera de lugar, a pesar de vuestro
complejo artificial, que habéis montado en este injusto encierro de
mi persona, en un centro clínico mental para discapacitados. Y no lo
digo porque me sienta más importante que los discapacitados,
enfermos, lisiados, etc., porque me identifico con todos los enfermos
de espíritu o del cuerpo, y me identifico muy sencillamente con
todos los que sufren. Aunque NO me identifico, porque NO quiero
hacerlo, con todos los obreros y capataces, y poderosos, que
injustamente nos hacen sufrir. Porque estos últimos, son los
verdaderos parásitos de todos los humildes de la Tierra, y de todos
los ciudadanos de a pie, como se puede deducir y llamar a los
ciudadanos que con sus esfuerzo y cotidiana labor social hacen
funcionar este mundo, aunque hoy en día estos ciudadanos dispongan
de vehículos, coches, etc.
Cristo
Maestro Andar.
