LA VIDA ES UNA GUERRA
Sábado a 21 de julio de 2012.
Hola hijos míos.
¡Oh Dios mío! ¿Cuantas veces te pido paz para mi alma?
¡Oh, Dios mío! ¿Cuántas veces te suplico un poco de
reposo para mi espíritu?
¡Oh, Dios mío! ¿Cuántas veces has visto humedecerse
mis ojos con las lágrimas profundamente místicas de la tristeza y la soledad
por hallarme tan lejos de Ti, de mi Casa, de mi Lugar, de mis ejércitos, de mi
Mundo?
¡Oh, Dios mío! Sé que me he presentado voluntario y
voluntariamente me he desnudado de Ti, de mis cualidades, virtudes y
realidades, para sumergirme profundamente en este mundo para elevar nuestra
vida y extenderla eternamente por el infinito y con este principio y fin, no
hallar jamás el final de nuestras esperanzas e utopías de propagar nuestro Espíritu
Inteligente, llenando lo que ya está repleto de vida inconsciente salvaje y sin
domar, inyectándole la guerra de nuestro Espíritu Único y Diverso, para
transformar el océano infinito de la vida en vida personal, en vida
colectivamente individual con propia conciencia de si misma y transformando luego
esta propia conciencia colectiva de si misma, en una Imagen y Semejanza de Ti.
¡Oh! ¡Dios mío! Me hallo en horas bajas y días
interminables que me acosan y el tiempo con su larga espada me atraviesa con el
latir de sus segundos, y con sus afilados minutos que palpitan furiosos atravesando
mi frente y mi cerebro, que para mi alivio, me hacen recordar que tuve tiempos
peores y tan poco llevaderos como pensar, que la vida tan solo era la burbuja
de un sueño que se elevaba de mis profundidades y se rompía al contacto con el
aire. Días terribles donde tenia que esconderme de la luz del Sol porque mi
cuerpo estaba tan ausente, que hasta los rayos de la Luna llena quemaban a mi
desnudo espíritu. ¡Qué sabréis vosotros de guerras! ¡La vida es la verdadera
guerra, y cuando se acaban los sufrimientos, y allí donde terminan los
sufrimientos del cuerpo humano, se encuentra la guerra, la verdadera guerra del
espíritu!
¡Allí donde se acaban y terminan los sufrimientos
humanos empieza y comienza la verdadera guerra, donde el espíritu lucha
ferozmente por librarse de la vieja piel de los pensamientos y dimensiones
humanas que le poseen!
¡Allí donde se acaban y terminan los sufrimientos
humanos, empieza y comienza la verdadera guerra donde el espíritu lucha
desesperadamente, por librarse de la vieja piel de la serpiente de la vida
humana! ¡Lucha angustiosamente por librarse de la vieja piel de las pasiones,
sentimientos y emociones! ¿Acaso sabéis que significa y que es, vivir esto sin
abandonar la vida humana? ¡No! ¡No lo sabéis, y quizás no lo sabréis jamás!
Pues no es vuestro trabajo, ni vuestra misión, ni vuestra vocación, ni es
vuestra vida. Y tenéis la suerte de ser ovejas, ángeles o santos, y no se os
pide tanto, no se os exige tanto. Tan solo que sigáis a vuestro Señor.
Muchas veces pienso en la paz, en el amor y la
felicidad, y sé que existen, porque al igual que vosotros no tenéis capacidad
de momento para sufrir lo que yo sufro, tampoco de momento tenéis capacidad
para saber, conocer y apreciar la verdadera intensidad de la paz, o del amor, o
de la felicidad. Pero os aseguro que muchas veces os envidio en este mundo,
porque en esta realidad tenéis ventaja sobre mí. Porque en este mundo no tengo
un ser con el cual fabricar y sentir, y compartir mi verdadera paz, mis
verdaderas pasiones y mi verdadero amor, y mi auténtica realidad de la
felicidad.
La vida es la guerra y sin guerra no hay vida. Sin
embargo como en todas las guerras existen los lugares donde están los frentes,
donde se combate furiosamente por conquistar la victoria y en donde se sufre y
se muere. Pero también como en toda guerra existen los lugares a donde los
soldados se retiran a descansar y a ser atendidos por sus seres queridos y por
sus seres amados, y en donde poder disfrutar con más intensidad del sosiego y
placidez de la paz. Y en donde poder disfrutar de trabajar con toda su
intensidad en la fábrica del descanso profundo del placer y del amor, para
saborear la verdadera ausencia del dolor y de todo temor, y gustar del manjar
que llenan y hartan el espíritu con las sutiles delicias de la ausencia de
todas las necesidades básicas y entrar en el verdadero y pasajero reino de la
felicidad.
La vida es la guerra y sin guerra no hay vida. Pero
como en toda guerra hay dos bandos, y en la guerra de la vida, estos dos bandos
se llaman el bien y el mal.
¿Todavía ignoráis de qué bando sois? Pensad que tenéis
la libertad y el libre albedrio para optar por cualquiera de estos bandos. Y os
aseguro que hay dos bandos, en uno están los que optan por la irracionalidad o
son cómplices de estos, y también los que no se deciden por ningún bando. A
este bando de la irracionalidad, también llamado bando del mal, se les puede
reconocer porque ven a los demás seres humanos como a sus enemigos, como a sus
competidores por las cosas mundanas, no por las espirituales por mucho que
finjan fe y estén adueñados de las religiones. Y también se les conoce porque
se identifican normalmente y a menudo con los seres y animales irracionales a
los que generalmente muestran tanto o más amor que por sus seres queridos y
prójimos. También se les puede reconocer porque veneran a la muerte y a toda
clase de festejos y rituales hacia los muertos, etc. Y por supuesto también se
les puede reconocer porque desprecian la vida y hasta su propia vida, y por
ello hallan una gran estimulación y placer en todo tipo de drogas legales o
ilegales que cada vez despiertan más su irracionalidad. También se pueden
reconocer porque encuentran muy normal ser depredadores de sus semejantes.
También se les puede reconocer por etc. Y. ¿Sabéis porque se reconocen a los
del bando bueno? ¡Bueno, ahora mismo os lo diré y se reconocen por etc., etc.,
y etc.! ¡Bueno, no os desesperéis y no os impacientéis, pues la verdad es que,
los del bando bueno existen, y que ahora ya os queda menos tiempo para
averiguar como se reconoce a los del bando del bien, a los del bando de Dios!
La vida es la guerra y sin guerra no hay vida. Y en
esta guerra del bien contra el mal y del mal contra el bien, existen vencedores
y vencidos, y no siempre ganan los de un bando, y no siempre gana el bien y no
siempre gana el mal. Sino que en la guerra de la vida aunque el bien es
superior al mal, el bien cede la iniciativa al mal porque su número siempre es
muchísimo mayor y aquí es donde se forjan sobre todo los nuevos soldados del
bien y también sus viejos soldados. Y llegado el momento los viejos soldados,
cuando los novatos han despertado y se han endurecido, se hacen cargo del
ejército del bien para dirigirse hacia la segura victoria. Pues este es el
destino de la vida y de toda guerra por la Vida
Padre Eterno (Cristo Maestro Andar)
¡Acudid a la llamada de
vuestro pastor, levantaos ovejas mías!
¡Acudid a la llamada de
vuestro Padre, despertad y levantaos hijos míos!
¡ACUDID A LA LLAMADA DEL
DIOS DEL CIELO!
¡Manifestaros por la
justicia social, por la igualdad social y económica, por la paz, por el amor,
por la libertad y por vuestra felicidad, todos los domingos a las 13 horas por
toda la Tierra! ¡Así se conocerán mis ovejas, mis hijos, mis santos, así se
conocerán mis ángeles, así os reconoceré, y, así, sabré que me reconocéis, y,
que, no os avergonzáis de mi, pues quien se avergüenza de mi, se avergüenza del
bien, y, se avergüenza de todo lo que está Escrito en las Sagradas Escrituras,
y, además se avergüenza de llevar parte de mi genética Divina, y, además es
cómplice del mal que domina este mundo!
¡POR UN SOLO PAIS, EL MUNDO!
¡POR UNA SOLA BANDERA! ¡POR UN SOLO IDIOMA! ¡POR UN SOLO DIOS!
Os quiero hijos míos.
Justicia, paz, amor y felicidad.-Dios Poderoso (Cristo Maestro Andar)
Mandar a todo medio de
comunicación, organismos, ONU, políticos, religiosos, iglesias, ONG,
sindicatos, Internet, etc., nacionales e internacionales (Traducir a otros
idiomas)
(Más información en:
cristo.webblog.es, ungranmonte.wordpress.com, ungranmonte.blogia.com,
ungranmonte.blogspot.com)
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