HACER QUE LA VERDADERA VIDA TOME CONCIENCIA DE SI
MISMA Y DE SU PERSONALIDAD UNICA.
A 07 de julio de 2012.
Muchas veces me lavo repetidamente las manos queriéndome
sacudir la suciedad de mis mentes, pues comprendo perfectamente que, las
bacterias y demás agentes secretos invisibles que acosan nuestra salud física,
no pueden llegar a mi espíritu. Pero también sé muy bien, que si pueden llegar
y llegan perfectamente a parte de mi alma profunda a través de mis mentes
superficiales. Y es que entiendo muy bien que, toda la sociedad secreta de
variada vida microscópica conspira paranoicamente contra mi ser, mediante
infinitos recursos tramados por mis mentes temerosas de hacerme perder la
salud, y finalmente la vida, como si mi vida, tan solo fuera la vida de mis células.
Como si mi vida fuese la vida de la caspa o el cabello caído y las uñas roídas.
Como si mi vida fuesen esas hojas aparentemente muertas que mi piel desprende
sin que yo piense melancólicamente en ellas, y sin que yo les dedique ni
siquiera unos sentimentales rezos ni me moleste en pagarles un económico
funeral, ni piense siquiera en su enterramiento o incineración. Simplemente en
vez de ver o recordar a todos estos mis difuntos corpóreos con nostalgia, o con
cariño, los veo como suciedad, y al lavarme y ducharme, simplemente y
agradablemente me siento más aliviado y a más complacido, y siento que no he
perdido nada valioso, sino que me he desprendido de suciedad. Pero de una
suciedad que amenazaba con cubrir de corrupción mi alma. Y como si mi alma
perdiese una capa de tierra que me cubría de la luz del Sol, y como si me
desprendiese de una capa de cemento hecho de sudor, lagrimas y malos deseos, y malos
pensamientos y malas obras, que no
dejaban a mi espíritu observar con lucidez de conciencia la nueva realidad que
yo estaba creando para mi, que no me permitían empezar aquellas nuevas
esperanzas guardadas desde siempre en mi alma, que como si fuesen unos nuevos
descubrimientos afloraban como unos tiernos capullos, al observar la limpia luz
del Sol, que con su tierno y fresco calor de la mañana esplendorosamente ilusionada
y, radiantemente esponjosa de dar y recibir amor, como si mi amor, no cupiese
ya dentro de mi y se expandiese a mi alrededor cubriéndolo todo de mi ser
contento, alegre y hasta feliz, borrando todo a su paso de malas cosas, de
experiencias negativas que me acompañan como pesado y frio abrigo que no
permite que mi cuerpo se caliente al calor de hermosas y acariciantes palabras
de animo y compañerismo, que ahora ya no necesito, pues he comprendido que las
caricias, el cariño, el calor, el placer, el amor y la felicidad, aunque yo las
busque desesperadamente fuera y lejos de mi, no están ahí fuera, sino dentro de
mi, y que no lograré calentar mi alma con la leña de una hoguera, ni calentar
mi espíritu con el calor del cuerpo, sino que, el calor de las hogueras y del
Sol, tan solo calientan mis células que viven y se mueren, sin que yo les
dedique mi bendición en su entierro, ni les dedique mi gratitud y
agradecimiento, sino que cuando son difuntos dan tanta repugnancia y asco como
cualquier cadáver ajeno, y dan tanta aversión como cualquier estiércol del que
queremos deshacernos y enterrar bajo tierra, para que no nos contamine ni
manche la recién lavada y blanqueada conciencia.
Sin embargo, quizás caliente más a mi espíritu una
buena fiebre interna que me hace recapacitar sobre mi estado de conciencia,
sobre mi pasado indeciso entre el mal y el bien, y sobre todo centrarme en el
eje de lo que es más importante y si, me preocupa más, que lo que voy a comer o
beber, o si, me inquieta más que las ganas que suscita mi lengua saboreando lo
que mis pensamientos le regalan con su imaginación deliciosamente cocinada de
manjares gustosos y placenteros, haciéndome tragar saliva ya empapada de algo
que ya he comido y digerido antes, pero que me excita y tienta para conducirme
hasta donde las células de mi lengua, de mi boca y las cosquillas nerviosas de
mi estomago y mi vientre desean, como si cada parte de mi cuerpo tuviese vida
propia e independiente de mi conciencia, y cada cual fuese a lo suyo sin
importarle lo de los demás, sin importarle la conveniencia común, y sin
importarle la salud general de todo el conjunto de mi ser. Con lo cual cada uno
a lo suyo, aunque significase que satisfacer el placer y gusto de cada una de
esas partes condujese a enfermar a otras partes, y como si fuese, que lo es,
que, satisfacer los caprichos de los apetitos de una determinada parte del
cuerpo, fuese una terrible y dañina agresión a otra parte de mi cuerpo, y en
vez de estar unidas contra el mal, contra la enfermedad, contra la corrupción y
contra la muerte, las distintas partes de mi cuerpo entran en guerra y se
disputan sus apetitos y necesidades buenas y malas, dividiendo a mi cuerpo,
dividiendo a cada mente que compone mi ser, dividiendo el mando y control de mi
ser, y llegando a odiarse se enfrentan en terribles batallas que dañan mi alma
y espíritu, e ignorando que estas egoístas y territoriales batallas por
conquistar los pensamientos, los sentimientos, emociones y comportamiento,
hacen que la guerra jamás sea vencida por la conveniencia del bienestar general
y se alargue en las generaciones inconscientes del tiempo, que nos devuelve más
y más dolor, miserias, enfermedad, angustias, sufrimientos y muerte. Pues las guerras
traen estos suculentos beneficios y estos son sus grandiosos botines, sobre los
cuales nos ponemos nuestras soberbias medallas y las admiramos como heridas
orgullosas de guerra, sin querer aceptar, sin querer comprender, sin querer entender,
sin querer saber, aunque lo sepamos, que tan solo estamos alimentando la parte
de nuestro ser más grosera y despreciable, y que tan solo nos sirve para
aparentar que somos algo, aunque nada más sea, la importante arrogancia de la
vida física, la vida compuesta de tantas y tantas células que cada día se van
muriendo y despeñando en cada sacudida del viento que nos acaricia, y con la
tormenta de la lluvia de una ducha restregada a base de jabones y champú. Y
sois la mayoría que decís que vosotros sois eso, células. Células que también tienen
su inteligencia y vida, y que viven y se mueren, pero que no nos producen pena
cuando se mueren, sino que nos producen suciedad y corrupción. Y muchos pensáis
que sois eso nada más. ¡Y es que la mayoría sois eso nada más! ¡Y cuando morís
no sois más que estiércol! ¡Y los frutos de vuestras vidas los habéis convertido
también en estiércol! ¡Porque habéis dedicado vuestras vidas a vivirlas igual
que células inteligentes, que vivían para sí mismas y defendiendo su territorio
y cuando se mueren al igual que hormigas laboriosas, tan solo son estiércol, y
dejan detrás de si un hormiguero repleto de larvas y hormigas para construir
más hormigueros y más y más estiércol con que abonar la tierra, porque
simplemente pensáis que sois eso mismo, tierra animada!
Más yo nunca me he sentido tierra a pesar de que sé
que mi cuerpo es tierra, y yo nunca me he identificado ni con las hormigas, ni
con mis células. Yo siempre he sabido que yo era otra cosa muy distinta, y que
mi verdadero ser tiene muy poco que ver con todas estas células y órganos, que
componen mi cuerpo humano y con la tierra que me rodea. Y aunque me he dejado
arrastrar y me dejo todavía arrastrar por las emociones, sentimientos,
pensamientos y la vida de mi cuerpo y de las diferentes partes de mi cuerpo, sé
perfectamente que yo soy otra cosa muy superior y elevada. Sé que mi espíritu es
una vida diferente a la vida de mis células, y que cuando mis células se enferman
y mueren, yo no lo hago, aunque sepa que de todo lo que está compuesto mi
cuerpo físico afecta a mi verdadera personalidad y a mi verdadera vida, y me
dejo envolver como todo el mundo de las sensaciones tradicionales con que nos
educan y enseñan y nos quieren hacer sentir una y otra vez, al reeducarnos martilladamente
todos los días con que, no somos más que esto que podemos ver, oler, tocar, comer,
etc., como si yo no supiese, que lo que realmente ve, huele, toca, siente,
piensa, ama, sufre, quiere, desea, odia, se enternece, soy yo, es mi espíritu.
Y sé que cuando hago mal, es cuando quiero ser y semejarme, o identificarme con
el olor, con lo que puedo tocar, pensar, sentir, amar, etc., con mis células,
con mi carne, con la parte física y animal, donde mi espíritu llega con sus
sensores nerviosos conscientes o inconscientes, y nos dejamos vencer en esta
batalla de pensamientos, sentimientos y emociones, ya sea para sumergirnos en
gustos, placeres, angustias, temores, dolores y muertes, al termino de las
cuales todavía estamos vivos y dispuestos para librar las siguientes batallas
que sabemos que vamos a perder. Pero lo más importante y a pesar de tantas y
tantas derrotas es concluir con una cierta ligereza de conciencia como para
desear vencer la guerra y no las batallas por las que tanto y tanto suspiramos y
nos emocionan y nos motivan, aunque alguna de estas batallas fuesen simplemente,
satisfacer las células de nuestra lengua deseosa de dulzuras y placeres, que provocan
tanto deleite en nuestro paladar y tanto amargor en nuestros estómagos, y
tantos disgustos a nuestros páncreas, y tantas desaprensiones de nuestros ojos
ante los espejos, y tanta repugnancia cuando hacemos caca, y tanto
remordimiento después de cada batalla perdida y repitiéndonos después de estar
hartos de tanto comer, que las próximas comidas, las próximas batallas las ganaremos,
que seremos más fuertes de lo que hemos sido, y engañándonos una vez más y
ocultando a propósito que somos cada vez más y más débiles, y que cada vez más
perdemos más y más batallas, y que tan solo nos sentimos satisfechos o
insatisfechos, después de perder nuestras acostumbradas batallas con nuestras células,
órganos y diferentes partes de nuestros cuerpos rellenos de células que viven de la tierra y se mueren como la tierra, y que
nos está arrastrando a pensar y a sentir que nosotros también somos tierra, y que
nos están concienciando de que, tan solo somos un complejo animal de células, que
viven la vida con el sentido principal de alimentar una vida cuya finalidad
principal es la muerte. O sea, que vivimos para alimentar la muerte, para
sostener la muerte, para eternizar la muerte. Bueno mejor dicho vivís vosotros
para eso, puesto que yo sé y siempre he tenido esa capacidad de saberlo, y
saber a ciencia cierta, o mejor dicho, y saber A CONCIENCIA CIERTA, que yo soy
vida eterna, y que mi vida no alimenta la muerte, sino todo lo contrario, que
mi vida eterna se apoya en la muerte de todo cuanto me compone físicamente y químicamente
para vivir eternamente. Sin embargo, también sé que, todos aquellos seres vivos
que se identifican con la vida grosera, con la vida animal, con la vida celular
y de sus órganos y diferentes partes de sus cuerpos, es porque simplemente son
eso, y, sus personalidades formadas por sus vidas que nacen para morir, también
se mueren casi siempre al morirse todas sus células. Y sus personalidades al
igual que sus células no son sino también estiércol que vuelve a la tierra. Por
eso también sé que mi cuerpo no puede contaminarme, no puede mancharme, no
puede ensuciarme, y que lo que si puede hacerme sentir todas estas cosas, y lo
que si puede hacerme sentir mal, no procede de mi cuerpo, sino de mi alma, sino
de lo que, de todas mis experiencias acumulo y guardo en mi alma, y si guardo
en mi alma cosas que se pudren y corrompen como mis células, mi alma también se
pudre y corrompe, porque la estoy alimentando con las mismas cosas que come mi
cuerpo animal, y el alma necesita del pan de vida eterna, del pan con que Dios
nos quiere alimentar con sus Consejos, Leyes y Orientaciones, pues son un pan
limpio, y que no causa descomposición ni putrefacción. ¿Todavía ignoráis para
que sirve el pan que Dios nos da y con el que nos quiere alimentar? ¿Acaso creéis
que alimentando vuestros cuerpos y barrigas podéis satisfacer los apetitos del
alma que busca la vida eterna? ¿Tal vez sigáis pensando que alimentando
vuestros cuerpos animales y defendiendo sus necesidades territoriales, también estéis
alimentando vuestro cuerpo espiritual? ¡Pues no es así, y vuestro cuerpo
espiritual lo estáis enterrando cada día un poco más con la suciedad y corrupción
de vuestros sentimientos, emociones, pensamientos, obras y comportamientos dedicados
a una vida de mantenimiento de un cuerpo animal egoísta y que tan solo vive egoístamente
para morir! Con esto no quiero decir que no tengamos que cuidar nuestros
cuerpos animales, y atender sobradamente sus necesidades básicas y de
mantenimiento de sus vidas, pero que estos, no son lo principal, sino, lo
secundario. Puesto que nuestros cuerpos animales tan solo son vehículos donde
nuestro espíritu navega por las dimensiones de nuestros mundos salvajes, y salvaje
naturaleza que nos rodea y a la cual hay
que someter, domar, domesticar y encauzar para divulgar la vida más inteligente
y su conciencia, y SU UNICA PERSONALIDAD que desciende y se ha partido mediante la Voluntad del Todo, de Dios, para extender
la vida consciente, y extender la VIDA QUE TIENE CONCIENCIA DE SI MISMA, por el
infinito y por la eternidad.
Padre Eterno (Cristo Maestro Andar)
¡Acudid a la llamada de
vuestro pastor, levantaos ovejas mías!
¡Acudid a la llamada de vuestro Padre, despertad y levantaos hijos míos!
¡ACUDID A LA LLAMADA DEL DIOS DEL CIELO!
¡Manifestaos por la justicia social, por la igualdad social y económica, por
la paz, por el amor, por la libertad y por vuestra felicidad, todos los
domingos a las 13 horas por toda la Tierra! ¡Así se conocerán mis ovejas, mis
hijos, mis santos, así se conocerán mis ángeles, así os reconoceré, y, así,
sabré que me reconocéis, y, que, no os avergonzáis de mi, pues quien se
avergüenza de mi, se avergüenza del bien, y, se avergüenza de todo lo que está
Escrito en las Sagradas Escrituras, y, además se avergüenza de llevar parte de
mi genética Divina, y, además es cómplice del mal que domina este mundo!
¡POR UN SOLO PAIS, EL MUNDO! ¡POR UNA SOLA BANDERA! ¡POR UN SOLO IDIOMA!
¡POR UN SOLO DIOS!
Os quiero hijos míos. Justicia, paz, amor y felicidad.-Dios Poderoso
(Cristo Maestro Andar)
Mandar a todo medio de comunicación, organismos, ONU, políticos,
religiosos, iglesias, ONG, sindicatos, Internet, etc., nacionales e
internacionales (Traducir a otros idiomas)
(Más información en:
cristo.webblog.es, ungranmonte.wordpress.com, ungranmonte.blogia.com,
ungranmonte.blogspot.com)
