LO QUE LA PANDEMIA ESCONDE
A 25 de marzo de 2020.
Erase una vez una gran pandilla de bandidos mentirosos,
ladrones y asesinos, que en llegando a ser muy poderosos, dominaban este mundo.
Y, sobre este hacían y deshacían a su malvado antojo. Y engañando a los justos
y humildes de la Tierra, les prometían igualdad, les prometían el pan (demia)
nuestro de cada día. Pero la cruel realidad era que, cada vez que se hacían más
y más ricos, más se hundían en la profunda pobreza de su corazón corrompido, y,
en su desesperada pobreza espiritualidad. Porque cuantas más riquezas de todo
tipo acumulaban, más se empobrecían sus almas. Más y más, se le llenaba su
espíritu de la nada, del vacio oscuro y más profundo que existía en su ser.
Porque su bien era hacer el mal, y del mal estaban llenos a rebosar. Porque
creían que el mal, que, el mentir legalmente conforme a sus leyes les
enriquecía espiritualmente. Porque estaban plenamente convencidos de que robar
y matar, legalmente conforme a sus leyes, les hacía sentirse reconfortantemente
contentos. Porque mentir, robar y matar, legalmente, les producía cada vez más satisfacciones
y les hacía sentirse soberbiamente más grandes y poderosos, tanto que, se
ponían a la altura de los dioses, que ellos mismos adoraban y se inventaban.
Pues en su interior, nada les hacía sentirse mejor, que creerse unos seres
especiales, que estaban incluso por encima de sus propias leyes a las que
despreciaban con gran arrogancia y desparpajo, dando de esto buen ejemplo al
resto de los habitantes de este mundo. Habitantes que gobernados soberbiamente
bajo las libertades esclavistas de dictaduras o democracias, se creían que eran
libres o presos, que tratando de emular y simular a sus superhéroes, y de
sentirse por fuera superhéroes, por dentro, no eran nada más que el silencio de
la nada. No eran más que el silencio del todo. No eran sino el reflejo del
vacío inmenso que no tenia fin. Y, sumergidos cada vez más en sus ilusorias
glorias, se elevaban con las drogas por encima de un Tal Dios, que para ellos,
ya no existía, y que tan solo, eran cuentos y leyendas lejanas, de unos pocos
que, sufrían en silencio los gritos de sus sentimientos de verdadero amor, de
verdadera paz, de verdadera honestidad y honradez, que naufragaban en la
inmensa tempestad de salvajes y aborrecibles, y abominables, emociones, en que
se habían convertido sus supuestos semejantes. Puesto que ellos todavía tenían
esperanzas de un venidero profeta, de un venidero salvador. Pero como pasaba
antaño, cuando un profeta o mensajero de Dios venia al mundo, no lo reconocían.
Por el contrario lo tachaban de loco y poseído, y por decir o hacer, lo que
Dios les mandaba o inspiraba, los perseguían como a los más peligrosos
delincuentes. Y, todo esto porque, les venían a decir, que lo que sentían en
sus corazones, no era paz, sino guerra. Y todo esto, porque lo que les venían a
decir, que lo que sentían en sus corazones no era verdadero amor, sino posesión
por otros seres humanos, sino desprecio por otros humanos, sino sometimiento de
los demás humanos, sino esclavismo y explotación, de los demás humanos. En fin,
que les venían a decir que lo que en sus emociones, sentimientos, pensamientos,
deseos y comportamientos, sentían y hacían en este mundo, era el producto que
escondían en su almas. Eran el producto y las flores, que daban paso al fruto y
a las semillas, que durante generaciones y generaciones, habían estado
plantando y regando con abundante agua sucia de sus corazones, Eran las
emociones, sentimientos, pensamientos, deseos y comportamientos, con los que,
abonaban sus campos de la vida, y en sus campos de la tradiciones y culturas,
arraigadas en lo más profundo de sus almas. Tan profundo, que ya les hacia comprender
irracionalmente, que lo malo era lo que les hacía sentirse bien. Tan profundo,
que lo bueno y racional, les concebía sentirse molestos y muy mal, hasta tal
punto de llamarles locos, poseídos, malos y delincuentes, a los enviados de
Dios. Y, aborreciéndolos profundamente, y persiguiéndolos, encarcelándolos,
torturándolos o matándolos, si les era posible. Porque ricos, poderosos, o
pobres y esclavos, comían de su misma comida de emociones, sentimientos,
pensamientos, deseos y comportamientos, y, estos llegaban a ser sus alimentos
preferidos, que con gran majestuosidad y grandiosidad, ofrecían humildemente a
su ricos y `poderosos, y a sus dioses de la irracionalidad. Y, cuando unos y
otros se sentían mal, recurrían a las drogas, potingues, medicinas, médicos,
brujos, etc., y demás borracheras, que les complacían sus cuerpos y dañadas
almas. Y, oraban a sus dioses, figuras, a sus santos, a animales, incluso a sus
muertos, candelabros, estrellas, muros, piedras, etc. Cosas que agrandaban
todavía más sus nadas, sus vacios. Pero a ellos esto les hacía que estas cosas,
les pareciese el bien y sus dioses verdaderos. Ellos haciéndose mal a sí mismos, se reconfortaban
y se sentían complacidos, contentos y satisfechos, de que el mal que cada vez
más les llenaba, y de que el mal les hacía sentir sus almas saciadas de estas
hambres, eran lo mejor de este mundo. Y, os aseguro que, tan claro como el
cielo azul y la noche estrellada, que, vuestras hambres están, tan llenas y
saciadas de tanto mal, que perdisteis la equivalencia de la balanza, que
equilibra el bien con el mal. Que perdisteis el nivel que equilibra lo racional
con lo que es irracional. Y ya no sois conscientes de donde queda el norte o el
sur de vuestras almas. Y ya no sois conscientes de donde queda el Este o el
Oeste, de vuestras emociones, sentimientos, pensamientos, deseos y
comportamientos. Y cuando Dios manda a su profeta para orientar vuestros
rumbos, vuestros pasos, vuestros caminos, no les hacéis caso, y hasta lo
aborrecéis, y lo odiáis hasta la muerte. Y todo esto, porque os creéis que
vienen a sacaros de vuestro mundo de confort. Y todo esto porque creéis que os
van a echar a perder todo lo que poseéis. Como si esto valiese para algo. Como
si eso valiese para ser felices, etc. Y bien es cierto, que no es así, porque
cuando Dios manda a un profeta o mensajero, es para devolveros el equilibrio
con vuestra propia naturaleza humana y mundana.
Os aseguro que lo que nos puede matar a todos no es el
coronavirus, sino el virus de nuestra ignorancia. Os aseguro que lo que nos
puede matar a todos no es el coronavirus, sino nuestra maldad arraigada durante
generaciones y generaciones. Os aseguro que lo que nos puede matar a todos no
es el coronavirus, sino lo que se esconde detrás de esta pandemia. Puesto que
si veis en internet, observareis que de gripe se estaban muriendo en España de
9.000 a 10.000 personas al año, y hasta hubo algún año, que se llegó a los
13.000 y pico de muertos por esta enfermedad tan común, que nos sobreviene cada
año. Y no por eso, se nos asusta de ninguna epidemia o pandemia, y no por eso,
se encarcelan y encierran, en sus casas a los pueblos, naciones, países, etc.
Y, aunque el coronavirus fuese tan mortal como supuestamente dicen, que ocultan
detrás de este virus. ¿Tal vez una crisis y catástrofe, con la cual no tienen
medios para enfrentarse? Amén.
¿Sabéis por qué siempre os digo que nuestras naturalezas
humanas están enfermas? ¡Pues ya os lo tengo
explicado de diversas maneras, pero ahora os lo diré más naturalmente,
haciéndoos una pregunta muy sencilla! ¿Por qué no se enferman nuestros tan apretados
y estabulados animales de granja de coronavirus? ¿Por qué no se enferman de
coronavirus nuestras gallinas y pollos de granja? ¿Por qué no se enferman
nuestras cabras, ovejas y vacas, etc., que se reúnen en grandes manadas, estén
o no, confinadas en sus cabañas, corrales, etc., ni tengan que guardar una
separación mínima de dos metros, a fin de no contaminarse del coronavirus,
etc.? ¿Por qué no se contaminan de coronavirus nuestras tan apreciadas y
queridas mascotas? ¡ Bueno, todo esto que os estoy diciendo, tienen unas
respuestas tan sencillas, que cualquier persona pensaría, que tanto nuestros
animales de granja, como mascotas, tienen más defensas naturales, y que las
tienen tan aumentadas con respecto a nosotros, que simplemente nacen vacunadas
contra casi todo tipo de virus y bacterias, que a nosotros nos matarían! ¡Claro
está, que los animales también sufren enfermedades, pero con una gran
diferencia, comparándolos con nosotros! ¿Comprendéis ahora porque os vengo
diciendo que la NATURALEZA HUMANA ESTÁ ENFERMA? ¿COMPRENDEIS AHORA POR QUÉ OS
VENGO DICIENDO QUE YA LOS SERES HUMANOS NACEMOS ENFERMOS? Esto, trataré de
explicároslo, antes de que nuestros científicos lo descubran, como ocurre casi
siempre de que lean en mis blogs, muchos de sus futuros descubrimientos. Bien,
trataré de explicároslo de una manera tan sencilla, que hasta los niños lo
entenderían. Lo haré de una forma tan sutil para algunos y de una forma tan
grosera para otros, que todos lo entenderán.
Bien, vamos al caso. Cuando Dios creó los primeros seres
humanos, los dotó de una inteligencia que estaba muy por encima de la de los
demás animales. Más esta inteligencia no estaba sola, sino que iba en
consonancia, concordancia, proporción, equilibrio y armonía, acompañadas
también de unas medidas proporcionales en las emociones. Proporcionales en los sentimientos.
Proporcionales en sus pensamientos y deseos. Y proporcionales sobre todo en sus
temperamentos y comportamientos. ¿Qué quiere esto decir? ¡Que nuestras
naturalezas son grandiosidades en comparación con las naturalezas más simples
del resto de seres y demás animales de nuestro mundo! ¿Y esto que significa? ¿Y
que trato de deciros? Pues es muy sencillo de comprender hasta también para los
científicos y entendidos, y que luego ellos, os lo explicaran con sus métodos
novedosos y complicados, y, cómo no, también lo harán todo tipo de charlatanes
que blandiendo todo tipo de conocimientos aprendidos, os lo dirán con todo tipo
de palabras técnicas y demasiado rebuscadas, finas y cultas. Pero yo como soy
un analfabeto, os lo diré como un buen analfabeto.
Pues bien, si hubieseis estado atentos a lo que os digo en
mis blogs, ahora ya sabríais las respuestas a tales misterios naturales, y el
por qué, nuestras naturalezas están mucho más enfermas que las naturalezas de
los animales inferiores, aunque estos estén encerrados en jaulas, estabulizados,
o en manadas.
Bueno esto se debe a que cuando Dios creó las especies
humanas, también estas iban acompañadas como os dije de unas adecuadas
proporciones que les correspondían en las emociones, sentimientos,
pensamientos, deseos y comportamientos. Pues bien, por ejemplo, las emociones,
nuestras emociones naturales, producen en nosotros una enorme cantidad de
fluidos hormonales y químicos, que a diferencia con el resto de animales es
exagerado por naturaleza. Y, estos fluidos hormonales y sustancias químicas,
producen en nuestras naturalezas unos cambios y unas exageradas bajadas de
defensas corporales, o unas exageradas aumento de las mismas, que nos afectan
para bien o para mal, dependiendo esto de cuáles sean, las reacciones en
nuestros sentimientos, pensamientos, deseos o comportamientos. O bien
produciendo muchas más enfermedades y mas exageradamente graves. O por el
contrario produciendo unos bienestares, gustos y placeres, más exagerados en
nuestras naturalezas. Pero esto, supone que, o bien nos encontramos
exageradamente mucho mejor o peor, que los demás animales, dependiendo de si
nuestras emociones, etc., las empleamos para el bien propio o común, o, si las
empleamos para egoístamente el mal propio o el mal común. Y, aquí ya
entraríamos a comprender aquello tan lejano que se nos dice en Génesis por
nuestro Creador, tan conocedor de nuestras naturalezas, aquello tan famoso, del
árbol del conocimiento del bien y del mal. Y pues conociendo los seres humanos
el bien y el mal, tendríamos las libres opciones de escoger entre ambos. Tendríamos
el gran poder de escoger entre el bien y el mal. Y tendríamos por supuesto el
gran poder de escoger nuestro futuro destino. Tendríamos el gran poder de escoger entre los diveros caminos del bien y del
mal, proporcionándoles a nuestras naturalezas los beneficios del bien, o
por el contrario, las perdidas, los sufrimientos, dolores, enfermedades,
angustias, ansiedades y todo tipo de males, que nos acompañarían en nuestros
caminares por la Tierra.
Por lo que resumiendo os diré que nosotros enfermamos
muchísimo más que los animales, porque en nuestras naturalezas se encuentran
unas exageradas emociones, sentimientos, pensamientos, deseos y
comportamientos, que nos producen unas exageradas reacciones hormonales y
exageradas sustancias químicas, que acometen contra nuestros propios órganos,
que poco a apoco van cediendo y enfermando, y exagerando así, una gran bajada
de nuestras defensas naturales, etc., cuando en nuestras vidas escogemos el
mal, escogemos el egoísmo, que en nuestras naturalezas es exagerado y,
escogemos el exagerado rencor. Y, escógenos el exagerado odio. Y escogemos la
exagerada discriminación, etc. Y como si esto no, no fuese suficiente, encima tomamos
todo tipo de drogas para tratar los síntomas de dichas enfermedades, además de
otras drogas y borracheras, para olvidarnos de las causas que nos producen todo
tipo de dolencias, físicas y espirituales. Esta es la gran desventaja que
tenemos con las demás naturalezas animales. ¡Pero si escogiésemos el bien! ¡También
tendríamos todo lo contrario y gozaríamos de una ventajas exageradas de
bienestar en nosotros, en nuestras naturalezas, como no hay nada igual, en todas
las naturalezas que nos rodean, y que están exentas para sentir y experimentar.
Porque, nosotros somos la culminación, la cúspide, la cima, de toda la naturaleza
de nuestro mundo. Y para esto tan maravilloso, sirven los consejos de nuestro
querido Creador, de nuestro amado Dios, que conociendo las ventajas y
desventajas de nuestras naturalezas, nos aconseja unas sencillas normas y
conductas, para que nos apartemos del mal y sembremos con nuestros quehaceres y
comportamientos, el bien, mediante unos sencillos Mandamientos de Las Leyes
naturales, o llamadas también Leyes de Dios, poniéndolas en nuestro
conocimiento, a fin de que fuésemos sembrando el bien, la paz, el amor y la
felicidad en nuestro caminar por esta hermosa Tierra, para convertirla en
nuestro particular paraíso, donde humanos y animales podamos vivir en armonía y
felicidad.
Cristo Maestro Andar.
Por favor mandar a todos los medios de comunicaciones,
colaboradores, políticos, religiosos, etc. Porque Jesucristo ha regresado a la
Tierra. Traducir a otros idiomas, Muchas gracias.
He vuelto: ungranmonte.blogspot.com
NOTA: Parece que en este
invierno y primavera, tan solo reinan las víctimas mortales del coronavirus, y
yo os pregunto, ¿dónde están las víctimas mortales, producidas todos los años
por las demás gripes, y que oscilan entre de 9.000 a 13.000 víctimas mortales al
año, solo en España? ¿Es que han desaparecido de repente estas gripes y estos
virus? ¿Será que el coronavirus se comió a los demás virus? Y como desde años
anteriores, me resulta muy difícil comprender, que sean tantos miles de
personas mayores, las que se mueran. ¿Seguirán en pie todavía los planes de
exterminio, sobre los pensionistas, que no dejan de ser una gran carga
económica para el estado? Bueno, espero que tan solo sean especulaciones, pero
os aseguro, que son especulaciones bien fundadas por aquellos poderosos que
estimulan la aniquilación de nuestros mayores. Puesto que estos malvados, se ve
que no fomentan, ni escogen el camino natural del bien, sino el camino
contrario de Sodoma y Gomorra. Si no que escogen el camino del mal, el camino
del odio, del rencor, el camino del robo y asesinato, y, esto conduce a la
realidad nuestra de cada circunstancia natural de cada día. Que por ser tan
abundantes y agrícolas, en nuestras granjas humanas en que hemos convertido
nuestro mundo, y ya son tan cotidianas, que el mal se ha puesto de moda y hasta
nos divierte, y hasta nos convence, de que es lo mejor que nos puede suceder. Amén.

