OS LO HABÍA
ADVERTIDO.
A 18 de junio de 2014.
Hola hijos míos.
Recuerdo qué, cuando con toda mi ilusión,
hace cuatro años os prometí que el Dios del Cielo regalaba el campeonato del
mundo de futbol a todos los españoles (“ -UN REGALO DEL DIOS DEL CIELO PARA LOS
ESPAÑOLES-“ ungranmonte.blogspot.com”), y, os aconseje que después de ganar el
partido de la final de la Copa del Mundo, que haría campeones a nuestros
jugadores, estos debían agradecerlo haciendo un saludo de agradecimiento desde
el centro del campo de juego, mirando al Cielo. Pero, vuestro orgullo y
soberbia humanas, alimentadas por vuestros dirigentes y consejeros, hizo que en
vez de dar gracias a Dios, lo despreciarais, y dedicarais vuestros triunfo, a
vuestras mujeres, hijos, entrenador, falsos dioses, etc., y, alimentar en
vuestros débiles corazones sin fe, las ilusiones de demonios amariconados, con
la consigna de nenazas, que alguien de las altas jerarquías, educado a la
norteamericana, cantando en los próximos partidos, eso de: “A por ellos, ooee,…etc.”
Pero esto no fue todo, sino que muchos cuando marcaban un gol, levantaban dos
dedos señalando el Cielo. Y, dos dedos separados, ya sea de la misma mano, o,
un dedo de cada mano, representan los cuernos del Diablo, los cuernos de
cualquier bestia. Representaban los cuernos de la bestia que lleváis dentro. Y,
dedicando vuestros triunfos, y supuesta alegría y felicidad, al mal, al Diablo
y a su dueña Lucifer, su poderosísima y bellísima
compañera. Y os lo advertí, que si no dedicabais el triunfo a Dios, que os lo tendría en cuenta,
y ahora veis el resultado. NO el resultado de mi venganza, sino el resultado de
mi desamparo, de mi falta de apoyo. Debido a lo cual, volvisteis a ser, y a
ocupar el lugar futbolístico que os correspondería sin mi apoyo, y sin mi fe en
vosotros.
No me alegro de que hayáis sido
eliminados, porque mis sentimientos están más cerca de los españoles que de
ninguna otras gentes, porque nací español y eso conlleva además de la genética,
unas tradiciones, costumbres, una forma de pensar, de sentir y de vibrar, con todo
lo que significa ser español, y por esto, tan solo por esto y por eso, estoy
triste. Triste porque yo también he perdido. Triste por vuestra poca fe. Y
triste porque habéis rechazado y despreciado a Dios, después de haberos regalado
la gloria de este mundo.
Sin más y haciéndoos saber que os
acompaño en el sentimiento de tristeza y derrota.
A pesar del desprecio con que me ignorasteis,
en la celebración de vuestra pasada gloria de aquel día de hace cuatro años, os
mando un cariñoso y reconfortante saludo.
Cristo Maestro Andar.